Mamafolla, el fanzine contra el mito de las madres asexuadas

Mamafolla, el fanzine contra el mito de las madres asexuadas

Encontrarte con un fanzine en papel en estos tiempos es un lujo mayúsculo, un revival de tiempos en los que nos los intercambiábamos por carta con maquetas de grupos y pasábamos de la Superpop. Mamafolla además habla de un tema tan actual como invisibilizado: la sexualidad de las madres.

 

La Manolita detrás de este maravilloso fanzine  divertido y atrevido a partes iguales se llama Silvia Allende y está tremendamente orgullosa de anunciar que su criatura "Mamafolla" está a punto de salir por segunda vez con cosas renovadas, más páginas y un sin fin de humor y crítica sobre eso del folla de las madres, pero a su vez encierra mucho amor y compresión a todo aquello que vivimos en soledad las madres, en especial nuestra sexualidad. Cuando le pregunto de dónde sale la idea de hacer este fanzine, primera pregunta obligada que yo misma podría responder: (porque era muy necesario), Silvia incide en romper la imagen de la maternidad cándida y asexuada para construir algo más realista y respetuoso para con nosotras, madres que se lo pasan bien, que tienen en cuenta  su placer, que se masturban y disfrutan del sexo y de la vida.

gozar es un acto revolucionario


Hablar sin tapujos sobre sexo es algo que deberíamos practicar más a menudo, en su fanzine, Silvia invita a desmontar el sexo normativo, algo que es muy gozoso, te abre un montón de caminos a explorar. Ir más allá de la pareja monógama, por favor, del falo, del coito… Porque la sexualidad está sobre todo en nuestro cerebro, en nuestra piel… tenemos aprendido que el sexo “bueno” para una mujer es con otra persona (un hombre, además), que acabe con una penetración y (felizmente) en la reproducción. Salir de ahí sólo acarrea felicidad y sabrosura. Te lo digo. 

Cuando nos convertimos en madres todo cambia y en relación al sexo hay una readaptación a nuestra vida sexual, una transformación que tratará de colocar todo en su lugar, pero la percepción de nuestra sexualidad empieza a ser bombardeada por infinidad de estereotipos que tienen mucho que ver con la mirada patriarcal y la moral católica en este país. Como indica la autora no podemos pretender tener la misma vida sexual que teníamos de jovencitas, o cuando no teníamos el cuidado de menores a nuestro cargo. Igual que tienes que reorganizar el espacio de tu casa, los tiempos que dedicas a tu ocupación profesional, a tus amistades, a tu ocio o tus aficiones… tienes que reorganizarte sexualmente. 

mama esta ocupada

 

La maternidad nos cambia la vida, hay una revolución interior, un giro de 180º a tus prioridades. Al ser madre, dice Silvia, renuncias a muchísimas cosas… y ganas muchísimas otras, entre ellas la oportunidad de entender la vida de otra manera, la posibilidad de resetearte entera, de la cabeza a los pies, de quitarte caretas y capas, de conocer realmente quien eres y lo que quieres (para ti y para los tuyos), de lo que realmente te gusta y te da placer.

Esta es otra de las muchas cuestiones de las mujeres que se nos invisibilizan. No sé si podemos cambiarlo, cuenta la ilustradora, me he vuelto un poco cínica (espero que sólo cínica y no derrotista) con esto. Lo que sí estoy segura es que podemos combatirlo. Podemos hacer pupita a estas ideas (del demonio) sacando nuestras vidas sexuales del armario, hablando del tema, compartiendo estrategias para disfrutar, para gozar, para saber poner límites que es la base de tener una vida sexual magnífica. Autoerotismo y autoconocimiento para saber lo que queremos, lo que necesitamos. Después límites que nos garanticen la posibilidad de gozarlo alto. Después acuerdos con las otras personas… y así. Las mujeres necesitamos referentes en el cine, en la literatura, en el arte, la cultura y ¡la medicina! (¿por qué no?) de mujeres que viven más y mejor cuando priorizan su placer por encima del placer de otras personas.

El sexo de las madres es algo invisibilizado por la cultura patriarcal, se debe a que las madres tienen que ser ejemplares cuasi santas dedicadas a los cuidados pero lo cierto es que en realidad es algo que forma parte de nuestra vida, como explica Silvia, ¡es algo tan personal!  y personalmente opino que nuestras vidas sexuales (las de todes, insisto, no solo las de las madres) son bastante precarias. No soy sexóloga, quiero recordar, y quizás hablo un poco de más… Pero lo que sí soy es una mujer folladora, una madre folladora, inmersa en un sistema, una cultura que me aprieta, que constriñe mis deseos sexuales; una cultura que ha imprimido a fuego en mi cabeza y en mis cromosomas que si eres sexualmente activa no eres respetable; que el sexo siempre va ligado a la reproducción (y a partir de los 80, además, a las enfermedades de transmisión sexual); que si encima no lo tienes dentro de un marco romántico o amoroso, igual es que eres un poco puta; y que si hablas por ahí del tema, eres muy cochina barra guarra. Con este panorama encuéntrate tú el clítoris, chica.

Hablamos poco de sexo en general, en privado entre mujeres depende, pero en la maternidad puede que no tengamos mucho tiempo para poder desnudarnos con nuestras amigas y se den pocas oportunidades para hablarlo. Con las parejas  ya es una cuestión distinta y quizás ahí si que tendríamos que tener comunicación más fluída y mejor. A este respecto la autora deja claro es que no creo que exista la opción de no hablar de sexualidad. Deberíamos hablar todo el rato. Hablar de sexo es hablar de vida. Es hablar de afectividad y de poder. Es hablar de roles, de prejuicios, ¡de pecado!, de cuidados, de libertad y límites… Sacar del armario nuestro bienestar sexual debería ser un compromiso de toda la sociedad, dar a lo sexy el lugar que le corresponde. 

Una de las cosas que más tratan desde la sexología son los traumas. La mayoría asegura tener muchas mujeres viven el sexo de manera traumática y la maternidad cambia  también la perspectiva de los encuentros eróticos, como indica Silvia ambos, sexo y maternidad son dos espacios muy cercanos al salvajismo, donde a veces encontramos abusos, violencias… Las madres, quizás, se puede decir además que traemos una bola extra y es la violencia obstétrica. Traumas que hay que reparar: identificar, acompañar… a veces de la mano de una profesional, porque solas no podemos. Controlar el acceso al placer es controlarlo todo. Las mujeres empoderadas sexualmente no interesan al sistema, preocupamos a los poderosos, les damos miedo porque no pueden manipularnos, ni controlarnos. Imagínate por un momento que todas a la vez dejamos de aceptar esas necesidades que nos crean, que todas del tirón dejamos de creer que es mejor tener novio, que nos retiramos en bloque de la lucha por ajustarnos a un canon de belleza imposible, que dejamos de medicalizar nuestras reglas o nuestras menopausias, que dejamos de tener miedo o vergüenza a la hora de procurarnos encuentros eróticos… ¡Se acaba el mundo! Por otra parte… ¡ay, qué bonito sería!


Esta semana sale el segundo número y Silvia tiene dos cintas importantes: Bilbao, jueves 16 de marzo a las 18:30 en el espacio de sexualidad positiva de Lola Dacosta hará la primera presentación, y el sábado 18 a las 12:30 en la vermú y Mamafolla 2 en  librería La Fabulosa en Madrid. 

 

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