En las últimas décadas la maternidad se ha convertido casi en un artículo de lujo. Diana Oliver se adentra en la maternidad más en los márgenes, pero no por ello menos comunes. Ser madre hoy es precarizar nuestra situación y no puede haber nada más angustioso en la vida que eso.
El privilegio de ser Madre.
Ser madre siempre ha sido una labor que requiere mucha dedicación, tiempo y espacio en las vidas de las mujeres, prácticamente imposible de compatibilizar con el trabajo tal y como lo hemos conocido hasta ahora, sobre todo en los primeros años de crianza. Esto tiene mucho que ver con que la incorporación masiva de la mujer al mercado laboral que en España comenzó a finales de los 70 principios de los 80, se realizó sin tener en cuenta el trabajo de los cuidados. Ahora la ecuación no sale, con una situación económica terrible, el empleo cada vez más precario y unos horarios imposibles ser madre es estrés, noches sin dormir, trabajo a altas horas y dificultad para compatibilizar todo, como si fuese un puzzle al que le falta muchas piezas, si le sumas la edad y tener que cuidar de los padres, como recientemente describía en un artículo para El Salto diario sobre la Generación Sándwich, la vida de las mujeres es insostenible.
El libro "Maternidades Precarias" de Diana Oliver profundiza en esta situación mostrando que la maternidad se está convirtiendo en un lujo. Lo es de hecho, es un lujo para un amplio sector de la población que quieren ser madres y no pueden por una cuestión simple: la economía doméstica y la imposibilidad de tener tiempo. También habla sobre como demorar la maternidad, debido a los problemas que ocasiona ser madre en el entorno laboral, hace que cuando se toma la decisión quizás sea muy tarde o suponga una gran inversión en el caso de tener que recurrir a la fecundación in vitro que cada vez menos parejas o madres solteras se pueden permitir. Por no hablar de la difícil situación que se produce en el caso de no poder satisfacer el deseo de ser madres. Es un auténtico drama.
Otra cuestión cierta es que no se habla con naturalidad de la opción de no ser madre, socialmente hay cierta presión para que, llegadas una edad, las mujeres nos convirtamos en madres, pero tampoco se nos habla de la cantidad de mujeres que por elegir una maternidad tardía, debido a que hay un discurso social que nos asegura que podremos ser madres después de los 40, se quedan sin serlo creando en ellas una situación de extremada tristeza. No es raro que se sientan engañadas, la publicidad sobre las técnicas de fertilidad obvia la edad, te invitan a congelar tus óvulos para poder ser madre más tarde y luego vienen los disgustos. Pero no son sólo ellas las mujeres que quieren tener hijos y no pueden, infinidad de madres se quedan sin tener un segundo hijo porque no se lo pueden permitir. Esta es la realidad, somos madres como podemos y del número de hijos que podemos, en absoluto somos madres como nos gustaría. A esto Diana Oliver se refiere como una "maternidad impuesta", y así es.
Madres precarias
Las mujeres de la generación X fuimos las primeras en nuestro país en incorporarnos masivamente al mercado laboral y ha acabado convirtiéndose en imprescindible para sobrevivir. Si nuestras madres se quedaron en casa a criar o tenían trabajos a tiempo parcial porque una familia podía vivir con un sueldo pagando vivienda en propiedad, hoy en día los dos miembros de una pareja están obligados a tener un sueldo para sobrevivir. Lo hemos tenido (y lo estamos teniendo) mal, pero las generaciones que ahora se lo plantean (millenials sobre todo) lo tienen mucho peor. Las oportunidades para las madres y padres de hoy en día son extremadamente difíciles debido a que lo habitual son jornadas laborales que se alargan de forma infinita. También es habitual que los sueldos sean bajos, que no tengan vivienda en propiedad o que el alquiler sea abusivo y que en muchos casos tengan que compartir piso. Puede que la generación X haya sido la última que de forma más extendida haya podido optar a la vivienda en propiedad y un empleo un poco mejor, aunque la crisis de 2008 hizo que muchos perdieran su empleo en ese momento, precarizando mucho más su situación y llegando en los casos más extremos a la pérdida de sus viviendas. También son los más hipotecados en un contexto de subidas de tipos de interés y con una elevada tasa de madres en procesos de crianza tardíos.
Diana Oliver cuenta su propia experiencia desde el "privilegio" de ser autónoma, ejercer un trabajo que le gusta, siendo madre de dos hijos con una pareja corresponsable. Dicho así parece la panacea, pero aunque sea una "privilegiada" desde su punto de vista, por lo que se deduce de su texto, vive de alquiler y tampoco se puede permitir lujos, por no hablar de la cantidad de horas que tiene que trabajar para cubrir los gastos de ser autónoma dedicándose a la comunicación. Quizás se siente privilegiada porque, como ella misma explica, tenemos tan normalizada la precariedad con respecto de la maternidad que sabe, como sabemos todas, que hay madres en peores circunstancias siempre. Estamos hablando de una periodista que relata desde su "privilegio", como ni siquiera pudo optar a su baja por maternidad porque siendo autónoma no se la podía permitir. Esto debería hacernos reflexionar mucho, como mujeres, como feministas, como autónomas y como madres.
Maternidades precarias es un libro muy, muy recomendable, una visión social de actualidad sobre la cruda realidad de ser madre hoy en día cuando perteneces a una precarizadÍsima clase media, culta, con formación, sin oportunidades.